lunes, 19 de octubre de 2020

Primeiro aniversario da morte do Padre Marino Domínguez Chantrero

 Xa fai un ano do pasamento do noso ben querido fundador (xunto a Antonio Fernández) o Padre Marino.


Para recordalo, e coa axuda de exmembros e do Colexio San Narciso, fíxoselle unha emotiva homenaxe no salón de actos do Colexio. Despois dos recoñecementos en vida (nunca suficientes para o que merece), puidémonos despedir del cun acto de múltiples anécdotas, das que moitos de nos descoñecíamos.

Nese acto tamén se proxectou un video/presentación moi emotivo. Deixámolo eiquí para que forme parte do seu recordo. (para ver o vídeo no móvil, pinchade abaixo en "ver en versión web" ) 


Así mesmo, Julio Santos Pena, o que foi tamén un dos artífices para poñer en marcha o grupo, lle adicou unhas fermosas verbas no Facebook. Nada mellor para representar o respeto e o cariño que o recordo da súa persona merece.

 

"Un año después
RECORDANDO A MARINO DOMÍNGUEZ, EL PADRE MARINO
Hoy, 19 de octubre, hace un año que nos dejó el Padre Marino, Marino Domínguez Chantrero, paúl que durante muchos años ejerció la enseñanza en el Colegio San Narciso y que muchos marinenses recuerdan de forma merecida y especial
El Padre Marino fue todo un personaje sin pretenderlo y, aunque, como pueblo,  este pueblo nuestro no se lo reconoció oficialmente nunca (ya sabemos cómo somos), tuvo una enorme incidencia aquí, y no sólo en lo que a la docencia se refiere, ya que puso en marcha varias iniciativas que dieron un gran resultado cultural, social y humano y, de eso, bien saben quienes, por ejemplo, dieron sus primeros pasos en la música haciendo incluso de ella su profesión de vida con los años.
Marino Domínguez llegó a Marín cuando aún el San Narciso estaba ubicado en lo que hoy es Parque Eguren y por sus aulas pasaron cientos de alumnos que aprendieron los primeros secretos de las matemáticas y cómo ir descubriendo las novedades que hoy son una realidad. Mientras los demás maestros del centro estábamos con el kilo, el metro y el gramo, él ya explicaba los megas, los gigas y los nanos, de los que casi nadie había oído hablar pero se atisbaban en el horizonte de la ciencia y hoy son “pecata minuta”. En la pequeña aldea de Medeiros (Ourense) tenía sus raíces aunque vivió una curiosa experiencia porque se había perdido su inscripción en el registro civil y su existencia no aparecía en ninguna parte. Mucho problema le causó esta circunstancia aunque no deja de ser más que una anécdota en su densa vida personal al servicio de los demás. Tras salir del seminario paúl de Los Milagros, estuvo destinado en varios lugares de la península y del extranjero hasta que recaló en Marín y, posteriormente, en su último destino en el Santuario de Los Milagros cuyo cementerio acoge sus restos mortales desde hace ahora un año.
Nada le asustaba a la hora de hacer o promover. Tenía unos conocimientos en electrónica y electricidad que asombraban a cualquiera. Cualquier reto en el colegio era para él cosa fácil y, cuando llegó la televisión y casi nadie la tenía en casa, se puso a montar aparatos por cuatro perras lo que facilitó que muchas familias pudieran acceder, a tal adelanto en aquellos tiempos. Nada le arredraba a la hora de crear cosas inverosímiles y dominaba la cantería como pocos, sin haber sido cantero nunca. Entre él y el Padre Simón, compañero del alma, trajeron al colegio en Chan do Monte una enorme y deforme masa pétrea que colocaron en un rincón del patio. Ambos los dos, pico y mazo en ristre, se pasaron meses moldeándola hasta conseguir una gran mesa que difícilmente podrá ser retirada de allí algún día porque debe pesar toneladas, y a su alrededor tallaron también los bancos de piedra formando un conjunto capaz de reunir a mucha gente en torno, bajo una deliciosa arboleda y, si se tercia, degustar un buen churrasco porque allí al lado colocó también una barbacoa-horno de diseño propio.
Pero, el mayor mérito, desde el punto de vista popular, del Padre Marino fue el de la creación de la rondalla “Los Tunantes”. Supongo que algo sabría de rascar las cuerdas de un instrumento pero estoy seguro de que, únicamente con su tesón fue capaz de armar un enorme grupo de chavales con guitarras, bandurrias, laúdes, panderetas, triángulos, flautas dulces y cualquier otro instrumento propio de una agrupación de este estilo. Y no contento con poner en marcha “Los Tunantes”, supo pedir ayuda a Eduardo Otero, nuestro inolvidable “Molas”, maestro en la materia, que subía varias veces a la semana acompañado de Gabriel García, “Gabi” y Manuel Guimeráns “Cañón” que empujaron aquella bella iniciativa que, a finales de los años setenta, era toda una proeza. Y de ahí nació la actual “Polifónica Lembranzas” porque en una semana de carnaval se formó un coro popular de voces mixtas y con acompañamiento de cuerda que ofreció un entrañable concierto en la Plaza del Reloj el domingo de piñata del año 1980 y, con los años, fue derivando en lo que hoy es “Lembranzas” en cuyas filas quedan solo un par de personas de aquel primer grupo.
Con esta primera y exitosa iniciativa, alguien le dijo al Padre Marino que la rondalla, muy bien, pero lo gallego, gallego, era la gaita y la música tradicional y, presto e ilusionado, sin saber tocar más que la flauta dulce, se puso a organizar a “Os Chaneiros”, que empezaron siendo cuatro o cinco chicos del colegio los cuales se estrenaron en un viaje a Ourense con la mala suerte de sufrir un accidente de tráfico, en el que el más perjudicado fue el propio Marino, lo que provocó el abandono de la idea durante un buen tiempo.
Claro que, en el colegio trabajaba como portero-bedel Antonio Fernández, un músico de prestigio, retirado ya de las bandas donde había sido destacado clarinetista, quien consiguió convencer al Padre Marino para que retomara la idea y contando a su vez con mi persona. “Vostede ensaie aos rapaces e saímos nós con eles ás actuacións”, le propuso. Y Marino volvió a ilusionarse de tal modo que, de repente, se rodeó de una veintena de niños y algunas niñas del colegio Inmaculada, formando de nuevo “Os Chaneiros”, animándose además a dirigirlos personalmente de allí en adelante. Recuerdo ver una lágrima de emoción en sus ojos el día que, previamente a un viaje a Asturias le regalamos el traje tradicional que lució con orgullo allí donde “Os Chaneiros” actuaron a partir de entonces. Cada uno con su misión, conseguimos organizar viajes y conciertos cerca y lejos de Marín siempre girando sobre el eje principal que el Padre Marino era para la agrupación. Memorables viajes a Suiza y Alemania y actuaciones por toda Galicia y España adelante hicieron de “Os Chaneiros” un valor importante dentro de la música folclórica del país en a la que aportaron un repertorio inédito por que el compositor estaba en casa y Antonio Fernández era una fuente inagotable de nuevas muiñeiras, jotas, valses o polcas que nos hacían distintos a lo que había en aquella incipiente recuperación de la cultura gallega.
Marino Domínguez Chantrero, el Padre Marino, dejo un sello imborrable de capacidad y entrega que difícilmente sus pupilos que fueron decenas, podrán olvidar. Hoy, un año después de su fallecimiento le tenemos muy presente. Descanse en paz.
                       Julio Santos Pena"


Que en paz descanse, Mestre!

martes, 13 de octubre de 2020

 Defunción de Rogelio Rodríguez Barreiro.

No día de onte, 12 de Outubro de 2020, faleceu o noso compañeiro Rogelio. Sempre quedará na memoria do grupo aquel rapaz virtuoso da gaita, que o levou a dirixir a banda en moitas ocasións.

Despois da súa etapa nos Chaneiros, fundou o grupo Centenario, e foi membro do grupo Trompos os pés.

Dende Os Chaneiros, queremos mandarlle unha gran aperta e moitos ánimos á súa familia, que sempre estivo ó seu carón.

Ficarán sempre con nós as boas lembranzas que nos deixou, e das súas ganas e enerxía, tanto cando se atopaba ben, coma cando as forzas lle comezaron a fallar.

D.E.P. , amigo Roger


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